Yajaira Laprea morirá este lunes 30 de septiembre. Lo decidió en pleno uso de sus facultades. Lo comunicó a su familia y escribió un mensaje de WhatsApp que envió a sus amigos, donde les explicaba que sufría de ELA, una enfermedad degenerativa, que la había dejado sin fuerzas y dependiente de ayuda para todo.
Por Milagros Socorro | El Nacional
“Tras una profunda reflexión, he decidido programar mi eutanasia para el 30 de septiembre. Es un día después de mi cumpleaños y me permite cerrar un ciclo de vida. Agradezco tener esta opción, viví la vida como quise y quiero vivir la muerte como quiero”, dijo.
Yajaira Josefina Laprea Barrios de Pinedo nació en San Fernando de Apure, el 29 de septiembre de 1956. Su abuelo llegó al llano proveniente de Maratea, pueblo al sur de Italia, a buscar plumas de garza. En Venezuela se casó con una hija de italianos, de apellido Finamore y formaron una familia de diez hijos. Uno de ellos, el ingeniero Mario Laprea Finamore, es el padre de Yajaira. Su madre, también descendiente de italianos avecindados en Apure, es la odontóloga Carmen Teresa Barrios Díaz.
Esta entrevista se hizo en Madrid, en el anexo que ocupan Yajaira y su esposo, también ingeniero, desde el año 2021, cuando salieron de Venezuela. Además de su testimonio, recogimos el de su hija Andreína y el de su madre, quien viajó a Madrid para acompañar a Yajaira en su último trance.
A pesar de encontrarse en semejante predicamento, Yajaira se muestra enérgica y sarcástica, incluso de muy buen humor. Es evidente que la presencia de alguien ajeno a su familia le permite retomar su talante de siempre; y no porque la familia esté sombría o quejumbrosa. Ahí todo el mundo está activo, pendiente de ayudarla y dispuesto a replicar sus puyas, que son constantes.
No todos los días son tan buenos para ella. A veces, me dicen, permanece callada y sumida en sus pensamientos. Pero el día de la entrevista rebosa carácter, fuerza interior y ganas de expresarse. No puede hablar tanto como quisiera. Se cansa. Cada frase es una lucha. Optamos por dejar que la hija contribuya con datos, informes y precisiones. De manera que la conversación no es entre dos, sino con Yajaira, con su hija Andreína y, en cierto momento, con su madre.
En septiembre de 2021, Yajaira y su esposo fueron a Madrid, donde ya vivía su hija, a buscar ayuda médica. En Caracas había consultado 47 médicos y cada uno le daba un diagnóstico distinto. Un psicólogo le dijo que ella lo que estaba era abrumada por la situación de Venezuela, que su problema se terminaría en el Aeropuerto de Maiquetía… El último al que acudió había trabajado con un médico español que hacía investigación en enfermedades neurológicas.
“Todo empezó con una especie de debilidad en una muñeca. No podía sostener un vaso. Después le empezó un dolor en el hombro y mucha inseguridad en las escaleras, temía caerse, era como un vértigo”, declaró Andreína.
“Era como si las líneas horizontales se movieran”, agregó Yajaira, quien apuntó que “lo que yo tengo es como una derivación del ELA, más rara que el ELA, más destructivo… Tengo dolor, mucha incomodidad, me agoto. No puedo cargar a mi nieto (de cuatro meses)”.
Lea más en El Nacional