Emigrar a Estados Unidos se presenta como una opción tentadora para aquellos que buscan forjar su camino en el país de las oportunidades, especialmente si sos emprendedor. Este destino atrae a muchos por su ambiente favorable para los negocios y las herramientas que pueden facilitar el éxito. Pero antes de dar el gran salto, hay varios factores a tener en cuenta.
Por Clarín
Mudarse a otro país no es solo cambiar de dirección, sino adaptarse a una nueva cultura y entender cómo funcionan las cosas. Muchos emprendedores enfrentan desafíos importantes, desde el sistema impositivo hasta las particularidades del mercado local.
Emigrar a Estados Unidos: pasos esenciales para emprendedores
Si decidís emprender en el país del norte, hay algunos pasos fundamentales que no podés pasar por alto. Primero, averiguá qué tipo de visa necesitás para trabajar y establecer tu negocio. Las visas de inversión y de talento son las más elegidas por quienes buscan crecer en el exterior.
No subestimes la importancia de armar una red de contactos. Conectar con otros emprendedores y profesionales puede abrirte muchas puertas. También es clave buscar asesoramiento financiero para evitar sorpresas en el camino.
-Ver qué visa es mejor: informate sobre las distintas opciones de visa y elegí la que mejor se adapte a tus planes.
-Crear un plan de negocios sólido: un buen plan te da claridad y ayuda a conseguir financiamiento.
-Establecer contactos: hacer networking puede facilitar tu adaptación y crecimiento.
-Buscar asesoramiento financiero: comprender el sistema tributario es vital para evitar problemas.
La visa de inversiones para vivir y trabajar en Estados Unidos
La visa EB-5 es una buena opción para aquellos emprendedores extranjeros que desean establecerse en Estados Unidos y convertirse en residentes permanentes. Este programa permite a los inversores aportar capital a proyectos que generen empleo, facilitando así su integración al país de las oportunidades.
Una de las grandes ventajas de la visa EB-5 es que no solo otorga la residencia al inversor, sino también a su pareja e hijos solteros menores de 21 años. Esto les permite trabajar en cualquier sector y acceder al sistema educativo público estadounidense, lo que resulta fundamental para las familias que buscan un nuevo comienzo.
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