El movimiento Hezbolá amenazó este lunes a Israel con más bombardeos si sus fuerzas continúan con su ofensiva en Líbano, tras matar a cuatro soldados y herir a más de 60 personas en un ataque con drones contra una base militar al sur de Haifa.
Se trata del ataque más mortífero en Israel desde que empezó la guerra abierta entre el movimiento chiita armado libanés y las fuerzas israelíes el 23 de septiembre.
El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, el general Herzi Halevi, admitió este lunes que se trata de un hecho “doloroso”.
“Estamos en guerra, y un ataque contra una base de entrenamiento en el frente interior es difícil y las consecuencias son dolorosas”, declaró Halevi ante soldados durante una visita a la base alcanzada.
Este lunes, el movimiento proiraní dijo que atacó una base naval israelí cerca de Haifa, tras haber advertido en un comunicado que el ataque “al sur de Haifa no [era] más que la antesala de lo que le espera si decide continuar con sus agresiones contra nuestro pueblo”.
El ejército israelí indicó que cuatro soldados murieron y siete resultaron heridos en un campo de entrenamiento de la brigada Golani en Binyamina, al sur de Haifa, en el norte de Israel.
Según United Hatzalah, una organización de rescatistas voluntarios, el ataque hirió a más de 60 personas.
Hezbolá explicó que sus combatientes lanzaron “una escuadrilla de drones explosivos” hacia ese campo de entrenamiento, una operación que el movimiento dedicó a su jefe Hasán Nasaralá, muerto el 27 de septiembre en un bombardeo israelí cerca de Beirut.
“Escandalosas violaciones”
Tras haber debilitado a Hamás en Gaza, Israel desplazó el grueso de sus operaciones al Líbano, donde afirma que el objetivo es permitir el regreso de unos 60.000 israelíes desplazados por los disparos de proyectiles del grupo islamista.
Estas operaciones, iniciadas el 23 de septiembre, han dejado desde entonces más de 1.300 muertos en Líbano, según un recuento de AFP, y cerca de 700.000 desplazados, según la ONU.
Los combates en Líbano también alcanzaron la fuerza de paz de la ONU en el país (Finul).
El organismo acusó al ejército israelí de disparos “repetidos” y “deliberados” en su contra, y el domingo denunció unas “escandalosas violaciones” de sus posiciones, después de que dos tanques israelíes entraran “por la fuerza” en una de ellas.
El ejército israelí, por su parte, indicó que uno de sus tanques “que intentaba evacuar a soldados heridos […] chocó con un puesto de la Finul”.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había instado a la ONU a retirar “inmediatamente” a sus efectivos de la Finul de las zonas de combate, pero este lunes el canciller español, José Manuel Albares, recordó que “solo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas puede decidir el repliegue” de esas fuerzas de paz.
“Los ataques contra las fuerzas de paz violan el derecho internacional…(y) pueden constituir un crimen de guerra”, señaló el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, tachó este lunes de “completamente inaceptable” estos ataques israelíes contra las tropas de la Finul.
Tensiones con Irán
Tanto la guerra entre Hamás y el ejército israelí en Gaza como el conflicto en Líbano han ido acompañados de una escalada entre Israel e Irán, que lanzó cerca de 200 misiles contra su archienemigo el 1 de octubre.
Los dirigentes israelíes amenazan con responder al ataque, que según la República Islámica fue en respuesta a las muertes del jefe del Hezbolá libanés, Nasralá, y del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, abatido en una explosión atribuida a Israel el 31 de julio en Teherán.
El canciller iraní, Abás Araqchi, afirmó que su país está “totalmente preparado para una situación de guerra”, aunque reiteró que su gobierno quiere “la paz”.
Ante las amenazas de Irán, Estados Unidos anunció el despliegue de un sistema de defensa antimisiles de gran altitud THAAD en Israel.
En la Franja de Gaza, donde Israel lanzó una intensa ofensiva en respuesta al ataque de combatientes de Hamás el 7 de octubre en el sur de su territorio, el ejército israelí indicó este lunes temprano que había bombardeado un “centro de mando y de control que se ubicaba dentro de un complejo que solía albergar el hospital Shuhadah Al Aqsa”.
La Defensa Civil de Gaza dijo que el ataque dejó cuatro muertos y numerosos heridos, y destacó que era la séptima vez que un bombardeo alcanzaba las “tiendas de desplazados” que hay dentro de ese hospital.
En su ataque del 7 de octubre de 2023 en suelo israelí, Hamás mató a 1.206 personas, la mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes y que incluye a los rehenes muertos o asesinados en cautiverio en Gaza.
Al menos 42.227 palestinos, mayoritariamente civiles, han muerto en la ofensiva israelí en el territorio, según datos del ministerio de Salud gazatí, que la ONU considera fiables. AFP