Zarin, una joven de 20 años, fue vendida por su familia a traficantes tras rechazar un matrimonio concertado a los 16. Su historia refleja la dura realidad de miles de mujeres jóvenes en India, especialmente en Bengala Occidental, donde más de 50,000 han desaparecido, de las cuales el 25% son menores, según datos recientes.
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Zarin fue llevada a Cachemira con la falsa promesa de visitar a su hermana, pero fue entregada a un hombre que la drogaba para abusar de ella. A pesar de sus intentos de resistir, sufrió múltiples violaciones en grupo. En 2022, se registraron 2,250 casos de tráfico de personas en India, aunque se cree que la cifra real es mucho mayor.
La capital de Bengala Occidental, Calcuta, se ha convertido en un destino para muchas víctimas, que son forzadas a trabajos y prostitución. Zarin fue vendida por menos de 3,500 dólares tras sufrir abusos constantes. Aunque logró escapar, el trauma persiste.
El tráfico de personas es un problema alarmante en el país. Un informe del Departamento de Estado de EE. UU. destaca que, a pesar de los esfuerzos de India, aún no se cumplen estándares mínimos para erradicar este flagelo. Las redes de tráfico atraen a mujeres a través de matrimonios falsos y promesas de empleo, utilizando plataformas digitales.
Ayesha, otra víctima de 18 años, dejó su trabajo en Bangladés con la esperanza de encontrar mejores oportunidades en India, pero terminó siendo explotada sexualmente. Tras escapar, se encontró con la indiferencia de la policía, que archivó su caso alegando que su entrada a India fue un “error”.
Ambas historias subrayan la magnitud del problema del tráfico de mujeres en India, donde la pobreza y la falta de conciencia agravan la situación. Las organizaciones que trabajan en la recuperación de víctimas advierten que los números oficiales no reflejan la realidad, debido al estigma y la falta de denuncia por parte de las familias.
Con información de AFP