La leyenda del Baychimo, el barco fantasma que fue avistado durante cuatro décadas

La leyenda del Baychimo, el barco fantasma que fue avistado durante cuatro décadas

Llevaba casi cuatro décadas a la deriva, navegando sin tripulación en los meses cálidos y atrapado por los hielos cada invierno. Desde entonces no se lo volvió a ver- Foto Cortesía
Llevaba casi cuatro décadas a la deriva, navegando sin tripulación en los meses cálidos y atrapado por los hielos cada invierno. Desde entonces no se lo volvió a ver- Foto Cortesía

 

Desde la leyenda del Holandés Errante hasta el enigma del Mary Celeste, los barcos fantasmas han dado lugar a innumerables historias, algunas míticas, otras ciertas, pero todas envueltas -siempre- en un halo de misterio.

Las versiones sobre lo que supuestamente le ocurrió al Holandés Errante son innumerables, pero la original, que data del siglo XVII, cuenta que un capitán llamado Villem van der Decken hizo un pacto con el diablo para poder surcar los mares sin que ninguna tormenta o cualquier otro fenómeno lo hiciera naufragar y que, al enterarse, Dios condenó al capitán y a su barco a navegar eternamente a la deriva, sin poder llegar a ningún puerto. A lo largo de los siglos hubo quienes aseguraron haberlo vista, a veces rodeado por una luz fantasmal, pero siempre se han cuidado de acercarse y mucho más de saludarlo, porque quien lo haga también será condenado a vagar por los mares sin llegar nunca a destino.

La historia del Mary Celeste está, en cambio, documentada, aunque lo que le ocurrió a su tripulación sigue siendo un misterio. Era un bergantín estadounidense que fue encontrado navegando a la deriva por el Atlántico, frente a las islas Azores, en 5 de diciembre de 1872. Lo avistaron desde el bergantín canadiense Dei Gratia, cuyo capitán, al no obtener respuesta a sus señales, ordenó abordarlo. Aunque el barco estaba en buenas condiciones de navegación e incluso tenía algunas velas desplegadas, no había nadie a bordo. La carga de alcohol que transportaba estaba intacta, en la bodega había muchas provisiones y las pertenencias del capitán y la tripulación seguían en los camarotes, pero la última anotación en el cuaderno de bitácora databa del 25 de noviembre. El barco fue rescatado y llevado a puerto, pero nunca se supo por qué la tripulación completa lo había abandonado ni que había ocurrido con ella.

Mucho menos legendaria que la del Holandés Errante y tampoco envuelta en misterio como la del Mary Celeste, la historia del SS Baychimo supera en un punto a la de cualquier otro barco fantasma: la de ser el más avistado, e incluso abordado, durante los 38 años que navegó a la deriva hasta que desapareció, quizás para siempre.

Un simple barco mercante:

El SS Baychimo fue botado en 1914 y bautizado originalmente con el nombre de Ångermanelfven. Fue diseñado y construido por la empresa naval sueca Lindholmens para una compañía alemana con sede en Hamburgo. El buque tenía un casco de acero de 70,1 metros de eslora y estaba propulsado por una máquina de vapor de triple expansión que le permitía alcanzar 10 nudos de velocidad. También estaba equipado con aparejos de goleta.

En un principio fue utilizado como buque mercante por sus propietarios alemanes en el Mar Báltico, donde hacía la ruta entre Hamburgo y Suecia, hasta que comenzó la Primera Guerra Mundial. Al terminar el conflicto fue entregado al gobierno británico como parte de las reparaciones de guerra de Alemania y fue adquirido por la Compañía de la Bahía de Hudson en 1921, después de lo cual pasó a llamarse Baychimo. Con base en Ardrossan, Escocia, realizó entonces viajes de rutina a través del Atlántico Norte entre su puerto de origen y Canadá, desde donde transportaba pieles que luego eran vendidas en Europa.

En 1923 comenzó a navegar por Ártico occidental, haciendo las rutas entre Vancouver y los puertos de la Compañía de la Bahía de Hudson a lo largo de la costa norte de Yukón y los territorios del noroeste norteamericano. Seguía transportando carga y también pasajeros, pero de una manera muy peculiar: como por sus características de carguero tenía vedado llevar viajeros, se los hacía pasar como parte de la tripulación.

Para 1931 había completado nueve viajes a lo largo de la costa canadiense y solo había sufrido un accidente al encallar, el 21 de julio de 1928, frente a Pole Island cerca de la costa norte de Alaska. Fue un inconveniente menor, ya que fue reflotado sin mayores daños al día siguiente. En otras palabras, era una embarcación comercial del montón hasta que se convirtió en el barco fantasma más avistado de la historia.

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