Donald Trump convirtió la hostilidad con los medios de comunicación en la piedra angular de su éxito, arreciando nuevas amenazas a la libertad de prensa a su regreso a la presidencia.
En su primer discurso tras la victoria en las presidenciales, el multimillonario republicano se refirió al “campo enemigo” al hablar de las cadenas de televisión CNN y MSNBC, donde algunos columnistas no le perdonan, dando nueva resonancia a la expresión “enemigos del pueblo estadounidense” que utilizó al inicio de su primer mandato.
El domingo, en un mitin, se burló de la prensa. Dijo que “habría que disparar” contra el sector en caso de que él fuera de nuevo blanco de un intento de asesinato, como los dos de los que fue víctima durante su campaña. Su equipo aclaró que se había tergiversado el sentido de sus declaraciones.
Trump también amenazó durante su campaña con retirar las licencias de emisión de las cadenas CBS y ABC, a las que acusó de favorecer a Kamala Harris.
Primera enmienda
Durante su primer mandato (2017-2021), a algunos periodistas les negaron el acceso a la Casa Blanca, como a la estrella de la CNN Jim Acosta, que finalmente recuperó su credencial de acceso tras una batalla judicial.
“Estamos preocupados. Lo hemos estado desde que empezó a usar una retórica incendiaria contra los medios, desde su primera campaña en 2015”, dice a la AFP Katherine Jacobsen, responsable en Estados Unidos del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
El CPJ denunció en 2020 que Donald Trump recurría a las demandas por difamación para intimidar a los periodistas, así como los intentos de la Casa Blanca de violar la protección de sus fuentes tras las filtraciones.
Una vez de vuelta al poder, Trump “nombrará aún más jueces que intentarán restringir la libertad de prensa”, predice Mark Feldstein, profesor de periodismo en la Universidad de Maryland.
En Estados Unidos, la libertad de expresión está muy protegida por la primera enmienda de la Constitución, y el Tribunal Supremo consagró el derecho de la prensa a criticar en un fallo de 1964.
Credibilidad
Para Jacobsen, Trump ha contribuido a minar la credibilidad de los periodistas al acusarles de desinformar. Todo esto en un contexto económico ya de por sí difícil para la industria de los medios de comunicación y más aún para la prensa local.
“Trump forma parte en gran medida del discurso antisistema y antiinstitucional en Estados Unidos, y ha metido a los medios de comunicación en él de una manera muy preocupante”, explica.
El episodio del 6 de enero de 2021, cuando miles de partidarios de Trump invadieron el Capitolio en Washington para impedir la certificación de los resultados tras su derrota frente a Joe Biden, es un ejemplo llamativo: “Hay dos narrativas completamente diferentes, una que los periodistas han documentado y demostrado que es real, y la versión de Trump que se aleja de la realidad de una manera preocupante”, explica Jacobsen.
Por el contrario, los estrategas del magnate afirman que los medios de comunicación tradicionales están totalmente alejados de la realidad de la sociedad estadounidense.
“Cansancio”
Durante su primer mandato, prestigiosos periódicos como The New York Times y The Washington Post publicaron varias investigaciones sobre las relaciones entre miembros del círculo cercano a Trump y Rusia.
Esto disparó sus ventas e ingresos publicitarios. The Wall Street Journal, propiedad del magnate conservador de los medios de comunicación Rupert Murdoch, reveló los pagos ocultos a la actriz porno Stormy Daniels, que llevaron a la condena de Trump ante los tribunales penales de Nueva York.
“No sé si veremos esta oleada que vimos durante el primer mandato de Trump, porque la gente está agotada”, relativiza Dan Kennedy, profesor de periodismo en la Universidad Northeastern de Boston.
Mark Feldstein también cree que “hay tanto cansancio en torno a Trump que los medios no podrán contar con este impulso económico en el futuro”.
La campaña electoral estuvo marcada por la decisión del Washington Post de no apoyar a ninguno de los dos candidatos, muy criticada e interpretada como el resultado de las presiones de su propietario, el fundador de Amazon y Blue Origin, Jeff Bezos, para no enemistarse con Trump.
Bezos defendió esta postura como la mejor en un momento en el que “los estadounidenses ya no confían en los medios de comunicación”.