Estados Unidos ha experimentado un gran descenso en los casos mortales de sobredosis, del 14,5 % interanual -el equivalente a unas 14.000 vidas-, que la Administración de Control de Drogas (DEA) atribuyó en parte a la presión ejercida sobre los cárteles del narcotráfico.
Los últimos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reflejan en junio un descenso del 14,5 % en las muertes por sobredosis, hasta las cerca de 97.000.
Según destacó la cadena pública NPR, es la cifra más baja en los últimos cuatro años.
“Gran parte de la razón por la que estamos viendo esta disminución se debe a la presión que estamos ejerciendo sobre dos cárteles de México, el de Sinaloa y el de Jalisco”, dijo este viernes en la cumbre nacional de familias, sobre el fentanilo, la administradora de la DEA, Anne Milgram.
La presión, según destacó, se aplica “a todas sus redes criminales, empezando por la cadena de suministro de productos químicos en China y pasando por México”, apuntando tanto a quienes producen la droga como a quienes la transportan.
El fentanilo, un potente opioide sintético, está detrás de la mayor parte de las muertes por sobredosis en Estados Unidos. Según el Gobierno estadounidense, es fabricado por los cárteles mexicanos mediante productos químicos provenientes de Asia, especialmente de China.
El descenso experimentado en el número de sobredosis mortales también se atribuye al trabajo en favor de la concienciación sobre los peligros del consumo de drogas.
Según Milgram, se tiene el compromiso de garantizar “que todos los estadounidenses sepan que el fentanilo mata y que se oculta intencionalmente en otras drogas y píldoras falsas que parecen medicamentos reales”.
La DEA también alabó los esfuerzos en cuestión de cumplimiento de la ley y movilización de recursos.
En diciembre de 2023 Estados Unidos anunció la creación de una “fuerza de ataque” contra el tráfico de fentanilo en el país, con medios del Departamento del Tesoro y dirigida por la división de Investigación Criminal y por la Oficina de Terrorismo e Inteligencia Financiera (TFI). “Hay razones para la esperanza”, concluyó Milgram.
EFE