El juicio contra Dominique Pelicot y otros 50 acusados de haber violado bajo los efectos de somníferos a la exmujer del primero, Gisèle, a lo largo de diez años, entra en la recta final con los últimos interrogatorios.
Este lunes empieza la undécima semana de este macrojuicio, con las declaraciones de los últimos acusados: Nicolas F., periodista de 43 años; Boris M., trabajador de 37 años en una empresa de transportes; Philippe L., jardinero de 62; y Joseph C., jubilado de 69 años.
Una vez que terminen, se espera que hablen por primera vez los dos hijos varones de Gisèle y Dominique Pelicot, David y Florian.
La hija, Caroline Darian, ya lo hizo la primera semana, aunque podría volver a declarar, como Gisèle Pelicot, si ellas quieren.
Desde que el pasado 2 de septiembre comenzó este juicio ante el Tribunal de Aviñón (sureste de Francia), han testificado más de un centenar de personas, entre los 51 acusados, con edades que van de los 26 a los 74 años, expertos en psiquiatría y familiares, como mujeres, exparejas e hijos.
Además de Dominique Pelicot, 14 hombres más han reconocido haber cometido las violaciones, mientras que 35 lo han rechazado alegando diversos motivos, que van desde el desconocimiento de estar cometiendo dicho delito al sometimiento al exmarido de Gisèle Pelicot, al que acusan de ser el instigador.
A uno de los acusados, Hassan O., de 30 años, se le juzga en su ausencia porque se dio a la fuga.
Los hechos investigados se remontan a 2011, cuando Dominique Pelicot, que ahora tiene 71 años, empezó a drogar con grandes dosis de ansiolíticos a su mujer, de la misma edad, para dejarla en estado de inconsciencia para violarla.
Con el tiempo, insatisfecho con sus actos, empezó a contactar a decenas de hombres a través de Internet para que abusaran sexualmente de su mujer en su presencia en la casa familiar, situada en Mazan (sureste de Francia).
Sin el consentimiento de Gisèle Pelicot
Eso ocurría siempre sin el consentimiento de Gisèle, que estaba completamente anestesiada por los efectos de los medicamentos, como el mismo Dominique Pelicot admitió, nada más empezar el juicio.
Los métodos eran claros y repetitivos, según relató el principal acusado, que se enfrenta a penas que pueden llegar a los 20 años de prisión.
En concreto, buscaba a los hombres en sitios en línea, les advertía de que su mujer de entonces -están divorciados desde agosto- estaría “dormida”, que no tenían que oler a tabaco ni tener las uñas largas, que tenían prohibido hacer ruido, que tenían que hacer caso de lo que él les dijera, para evitar ser descubiertos, y que él lo grabaría todo.
“Tenía la familia ideal, lo he arruinado todo y ahora debo pagar”, reconoció de forma tajante el pasado 17 de septiembre. Sin embargo, puntualizó que no es el único culpable: “Soy un violador, como todos los demás acusados, que estaban al corriente de todo”.
Esos actos se alargaron prácticamente una década, hasta septiembre 2020, cuando Dominique Pelicot fue descubierto grabando bajo las faldas de varias clientas de un supermercado y fue sorprendido por un guardia de seguridad.
Las mujeres lo denunciaron, la policía lo detuvo y descubrió una recopilación de centenares de vídeos, fotos y montajes de las decenas de violaciones que sufrió Gisèle Pelicot, que nunca antes había advertido nada y que pensó durante años que sus problemas ginecológicos se debían a una dolencia aún no diagnosticada y que sufría un principio de Alzheimer, debido a las frecuentes pérdidas de memoria.
Este juicio mediático ha despertado interés de todo el mundo, como lo muestran los 165 medios acreditados para seguir el caso en el Tribunal de Aviñón, donde cada jornada Gisèle Pelicot es ovacionada por el público asistente a las audiencias, con una presencia mayoritaria de mujeres.
Gisèle, además, se ha convertido en un símbolo feminista internacional, al decidir dar la cara y pedir que su caso sea público. ¿El motivo? “Que la vergüenza cambie de bando”, como ella mismo dijo a la prensa al inicio del proceso.
La intención del presidente del Tribunal de Aviñón, Roger Arata, es empezar este miércoles con las peticiones de penas de la acusación particular, es decir, de los abogados de Gisèle Pelicot. El jueves sería el turno de la Fiscalía, que se alargaría hasta viernes. La semana próxima vendría el turno de las defensas. La sentencia se espera el 20 de diciembre. EFE