Como nueva jefa de gabinete de la Casa Blanca, uno de los desafíos más desconcertantes de Susie Wiles será vigilar la línea de poderosos intereses que quieren algo de Donald Trump. Es un mundo que conoce bien. Durante la primera presidencia de Trump, ella cabildeó a favor de muchos de ellos.
Por Brian Slodysko, Joshua Goodman y Alan Suderman | The Associated Press
La selección de Wiles como jefe de gabinete fue la primera contratación anunciada de Trump después de su victoria. Wiles codirigió la campaña del expresidente y fue ampliamente reconocida por haber dirigido una operación que fue mucho más disciplinada que sus dos esfuerzos anteriores. Aun así, tendrá mucho trabajo por delante. Aunque el trabajo tradicionalmente ha implicado vigilar quién tiene acceso al presidente, Trump se burló de tales esfuerzos durante su primera presidencia mientras pasaba por cuatro jefes de gabinete.
Lo que también está claro es que Wiles, de 67 años, ha dirigido con éxito a hombres testarudos a lo largo de una larga carrera en la política, el gobierno y el cabildeo. Hija del jugador de la NFL y comentarista deportivo Pat Summerall, Wiles trabajó para el representante Jack Kemp, un ícono conservador, en la década de 1970, seguido de períodos en la campaña de Ronald Reagan y como programadora en su Casa Blanca.
Más tarde se dirigió a Florida, donde asesoró a dos alcaldes de Jacksonville y se le atribuye haber ayudado al empresario Rick Scott, ahora senador de EE. UU., a ganar la oficina del gobernador. Después de dirigir brevemente la campaña presidencial del gobernador de Utah, Jon Huntsman, en 2012, supervisó el esfuerzo de Trump en 2016 en Florida, cuando su victoria en el estado lo ayudó a hacerse con la Casa Blanca.
Wiles era socio de Ballard Partners, una firma regional que cabildeaba a favor de las empresas de Trump en Florida. Poco después de la elección de Trump, Ballard se estableció en Washington y rápidamente se convirtió en un jugador dominante, obteniendo más de 70 millones de dólares en honorarios de cabildeo durante la presidencia de Trump, representando un quién es quién de las corporaciones estadounidenses, según muestran las divulgaciones de cabildeo.
Muchos de los clientes de Wiles eran simples entidades con objetivos obvios: General Motors, un grupo comercial de hospitales infantiles, constructores de viviendas y la ciudad de Jacksonville, Florida.
Uno en particular se destacó que habla de las formas, sutiles o no, en que los intereses extranjeros buscan influir en la política de Estados Unidos. En 2017, Wiles se registró como cabildero de Globovisión, una cadena de televisión venezolana propiedad de Raúl Gorrín, un empresario acusado en Miami de lavado de dinero.
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