La mansión de los hermanos Menéndez, enclavada en Beverly Hills, ha emergido como un punto de interés turístico que atrae a visitantes de todas partes. Con su aura macabra, esta residencia, que en otro tiempo simbolizó lujo y opulencia, se ha convertido en un símbolo del “turismo oscuro” en Estados Unidos. Los turistas, cámaras en mano, se detienen frente al portón de hierro forjado, susurrando sobre los trágicos eventos que ocurrieron en su interior.
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A simple vista, la mansión parece una más de las propiedades exclusivas de la zona: jardines perfectamente cuidados, una elegante fachada de estilo colonial español y una piscina que refleja las palmeras cercanas. Sin embargo, para quienes conocen su historia, la casa es un sombrío recordatorio de la noche del 20 de agosto de 1989, cuando Lyle y Erik Menéndez dispararon fatalmente a sus padres, José y Kitty, en el salón principal.
El juicio de los hermanos, que se convirtió en un fenómeno mediático en los años noventa, polarizó a la opinión pública. Décadas después, plataformas de streaming como Netflix y Hulu han revivido el interés por el caso con documentales y dramatizaciones, atrayendo a nuevas generaciones que ven la mansión como un sitio de culto.
Construida en los años 20, la mansión fue adquirida por los Menéndez, quienes invirtieron una fortuna en remodelarla, llenándola de muebles importados y arte europeo. Los vecinos aún recuerdan las fiestas glamorosas donde se mezclaban figuras de Hollywood con empresarios influyentes. Sin embargo, esa imagen se desmoronó tras el crimen, que dejó la escena del hogar familiar marcada por la tragedia.
La mansión fue vendida en 1994 por 1,3 millones de dólares, una cifra notablemente baja para Beverly Hills. Sin embargo, esto no ha frenado a los curiosos, quienes se reúnen para tomar fotos y contratar tours que narran los eventos trágicos que ocurrieron en cada rincón de la propiedad.
“Este lugar no es solo una casa; es un pedazo de la historia estadounidense”, afirma James Turner, guía turístico especializado en crímenes de alto perfil en Los Ángeles. Sus recorridos incluyen paradas en la mansión, así como otros sitios infames. “La gente siente una mezcla de fascinación y repulsión. Es como mirar a través de una ventana al lado oscuro del sueño americano”.
Los visitantes suelen detenerse frente a la icónica entrada, dejando flores o simplemente observando en silencio. “Es inquietante saber que todo parecía perfecto desde afuera, pero dentro de esas paredes había tanto dolor”, comenta Melissa Romero, una turista de Texas.
El renovado interés por el caso se atribuye a la serie documental “Menendez: Blood Brothers” y a una campaña en redes sociales que busca reexaminar el veredicto de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional para los hermanos. Algunos argumentan que las nuevas generaciones ven en ellos no solo a asesinos, sino a víctimas de un entorno abusivo.
El turismo oscuro no es un fenómeno nuevo, pero la mansión de los Menéndez destaca por el número de visitantes que atrae. En 2023, fue incluida en un listado no oficial de los “Lugares más intrigantes de Los Ángeles”, junto a destinos como el Hotel Cecil.
Sin embargo, este interés también ha suscitado críticas. Sandy Goldstein, historiadora y autora de “Crimen y turismo: una mirada al morbo”, advierte que esta fascinación puede trivializar las tragedias humanas. “Es crucial recordar que estos lugares poseen una carga emocional para las víctimas y sus familias. No son solo destinos turísticos”.
A pesar de las críticas, el flujo de visitantes sigue en aumento, impulsado por el auge de las redes sociales y la perenne fascinación por los misterios no resueltos. La mansión de los Menéndez no solo representa un capítulo oscuro de la historia estadounidense, sino también la compleja relación de la sociedad con el crimen, la fama y el deseo de encontrar sentido en lo trágico.