El lago Tulare está ubicado en el valle californiano de San Joaquín. A finales de los años 1850, comenzó a secarse porque el agua fue desviada para favorecer la agricultura de la región y ser usada en los sistemas de irrigación. Finalmente, se secó por completo alrededor de 1890, lo que no solo modificó el paisaje, sino que también perjudicó al ecosistema local y a las poblaciones indígenas que vivían allí. No obstante, unos 130 años después volvió a resurgir en 2023.
Por La Nación
La historia del lago Tulare: desde los pueblos indígenas a los primeros agricultores
De acuerdo con el medio local KVPR, durante miles de años el agua de este lugar fue una fuente vital para la supervivencia de la tribu nativa estadounidense Tachi Yokut que se alimentaba de lo que pescaba a sus orillas. En ese momento, este lago era llamado Pa’ashi por los indígenas.
Aproximadamente en 1890, se extinguió cualquier rastro de su existencia. Sin embargo, en 2023, las intensas tormentas invernales en California y el deshielo de la Sierra Nevada lograron que este lago vuelva a aparecer.
En declaraciones a Northeastern Global News, la investigadora Vivian Underhill, que estudió este fenómeno en la Universidad Northeastern, afirmó que “el lago Tulare era la mayor masa de agua dulce al oeste del río Misisipi”. Sin ir más lejos, alguna vez alcanzó una longitud de más de 160 kilómetros y un ancho de casi 50 kilómetros.
Con el objetivo de graficar la extensión de este espejo de agua, Underhill explicó: “Antes había tanta agua que un barco de vapor podía transportar suministros agrícolas desde la zona de Bakersfield hasta Fresno y de ahí a San Francisco”.
A su alrededor se encuentran construidos embalses, que ahora se rodearon de agua nuevamente por el deshielo, que a su paso inundó vastas extensiones de tierras agrícolas. Aunque ha habido varias inundaciones desde que desapareció, como la última que ocurrió en 1983 con una nevada histórica en las montañas, nunca habían alcanzado la magnitud que se observa ahora.
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