Daniel Saroukhan nunca pensó que el aroma de las especias árabes que impregnaba su hogar en Mérida, algún día conquistaría paladares en Estados Unidos. Pero cuando la inseguridad lo obligó a cruzar fronteras junto a su esposa, su instinto emprendedor y una pizca de tradición familiar lo impulsaron a construir una arriesgada propuesta llamada Alhambra Shawarma.
Recientemente, demostraron que son los reyes de su cocina al ostentar el título del Mejor Shawarma de Utah y ocupar un lugar entre los tres mejores restaurantes de comida del Medio Oriente, según Salt Lake City Weekly. En una amena conversación, el criollo detrás de este negocio reveló a La Patilla cómo fusionó sus raíces culinarias para deleitar a los norteamericanos y de qué manera lograron destacar en una de las comunidades gastronómicas más competitivas.
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Esta pareja de raíces libanesas y sirias decidió transformar las dificultades de la migración en una oportunidad gastronómica. Así nació Alhambra Shawarma, un restaurante que rescató las tradiciones familiares y se abrió paso entre los paladares más exigentes de Utah.
Mientras esperaban a su bebé, la inseguridad y amenazas por parte de los organismos gubernamentales a su negocio se hacían cada vez más constantes y tuvieron que decidir entre quedarse o emprender una nueva vida en el exterior.
“Hicimos una búsqueda rápida de internet sobre cuáles eran los lugares más felices para educar una familia, Salt Lake City encabezaba la lista”, explicó Daniel, quien antes de emigrar se dedicaba al comercio textil.
Pero el cambio no fue sencillo. Adaptarse a una nueva cultura, un ritmo de vida acelerado y un sistema desconocido se convirtió en una montaña de retos. “Mentalmente es muy duro, aún existen coletazos. En lo personal, pudimos atravesar desafíos importantes y obstáculos en cómo dedicarnos tiempo a nuestra relación familiar. En lo profesional, es importante saber que no hay límites siempre y cuando sea de una manera honesta y organizada”, manifestó Daniel.
Un concepto arriesgado
La semilla de Alhambra Shawarma se plantó en una cocina doméstica. Daniel recordó cómo la solicitud de unos compañeros de trabajo de preparar platos árabes para una celebración navideña marcó el inicio de esta aventura.
“En la compañía donde trabajaba, mis amigos sabían que tengo raíces árabes, y me pidieron cocinarles algunos platos para la época decembrina. ¡Quedaron encantados! Y vimos una oportunidad de negocio cuando los ofrecimos al resto de los conocidos. Sabíamos que la comida tenía algo especial”, comentó.
Así, lo que comenzó como un proyecto extra en 2019, se convirtió rápidamente en un negocio formal. “Luego de nuestros respectivos trabajos, nos dedicamos a ello por las noches. Después, de boca a boca fue regándose la voz. Vimos buena recepción por parte de los clientes. Poco a poco fuimos investigando y a base de cursos y certificaciones, nos brindaron la oportunidad de conseguir un préstamo, que fue utilizado para la compra de nuestro food truck”, relató Daniel.
El alto costo de inversión fue otro de los mayores retos que afrontaron los emprendedores venezolanos. Tampoco imaginaban el nivel de competitividad del mercado culinario hasta que les tocó experimentarlo. A pesar de los riesgos, nunca desistieron y apostaron a lo grande para materializar sus sueños.
Menú árabe con sazón criolla
Daniel y su esposa Violeta se esforzaron para crear un concepto más auténtico al que existía anteriormente en “el estado de la colmena” y así se originó el menú de Alhambra Shawarma, una fusión de delicias del Medio Oriente, con un toque venezolano que lo distingue. “Ofrecemos el mejor shawarma de Utah, galardonado este año. Asimismo, contamos con falafels, súper papas kibbeh, tabule y cremas para dipear, entre otros para hacer de nuestro menú una comida rápida, fresca y de calidad”, dijo el merideño.
Asimismo, habló sobre su más reciente innovación:el Shawarma Sweet & Salty (Veneko), que mezcla plátano frito con el resto de las proteínas como una manera de honrar sus raíces.
Y a pesar de que el shawarma no era muy conocido en el oeste de los Estados Unidos, Daniel aseguró que lo lograron popularizar a base de calidad y creatividad. Les tomó tiempo ser un referente en Utah, pero sin duda valió la pena.
No obstante, el éxito de Alhambra Shawarma, además de su exquisita sazón, radica en la experiencia que ofrecen a sus comensales. Desde sus inicios, se dedicaron a ofrecer la mejor atención a sus clientes. “Con sabores de nuestra tierra, aquellos con los que crecimos en nuestra Venezuela de inmigrantes. A través de un servicio cálido, hecho con amor”, resaltó.
Para los amantes de la buena comida, que buscan disfrutar platillos diferentes, no pueden dejar de hacer una parada en Alhambra Shawarma. Cuenta con dos puntos de venta: su restaurante principal, ubicado en Taylorsville, Utah, y un food truck que recorre diferentes lugares cada semana.
Un logro que trasciende
Tras años de esfuerzo, Alhambra Shawarma se posicionó en el estado al ofrecer el mejor shawarma, y además figura entre los tres mejores locales de comida del Medio Oriente, reconocidos hace poco por la revista Salt Lake City Weekly. Para Daniel, esto solo representa la evidencia de que la perseverancia siempre encuentra su recompensa.
“Estamos llenos de orgullo, porque el arduo trabajo y la persistencia en algo que no fue nuestro campo antes de ser inmigrantes, está dando frutos poco a poco. Es un honor para nosotros como venezolanos con raíces árabes poder difundir nuestra gastronomía fusión más allá de nuestras fronteras. Esto no acaba, que siga la aventura”, expresó Saroukhan.
Con todo, la esencia de Alhambra Shawarma también incluye al gran equipo que le da vida a cada plato. “Nuestro personal, nuestro equipo es muy humano. Tenemos mucho corazón en lo que hacemos, para que junto a nuestras recetas, sea un resultado de calidad”, acotó Daniel.
Precisamente ese elemento diferenciador se siente en cada bocado, lo que se traduce en una experiencia más que satisfactoria para todos los clientes. Pero el camino no ha sido fácil. Para un emprendedor sin experiencia previa en la industria gastronómica, aprender sobre la marcha se transformó en una de sus mayores apuestas.
Sin embargo, la pareja enfrentó las dificultades con coraje. “Ha sido una de las experiencias más desafiantes pero muy gratificantes, especialmente al ver la reacción de los clientes, lo contentos que se despiden en su mayoría”.
Y esto marcó un punto de partida. Ahora, ambos cuentan con muchos planes ambiciosos para el futuro. “Tenemos metas de poder diversificar nuestro negocio y ser de mayor alcance para el público. Desde conseguir algunos de nuestros productos en anaqueles hasta otra sede. Estamos en el camino y en el camino seguiremos. Las metas podrán ser alcanzadas sólo si nuestros clientes así lo quieren”, aseveró.