Un ciudadano jordano regresó este martes a su país tras estar 38 años preso en la infame cárcel de Sednaya, supervisada por la Policía Militar del Gobierno del depuesto presidente sirio, Bachar al Asad, aseguró el portavoz del Ministerio de Exteriores de Jordania, Sufian Al Qodat.
En declaraciones a la agencia oficial Petra, Al Qodat afirmó que “el ciudadano Osama Hasan al Batayna fue trasladado desde Damasco al centro fronterizo de Yaber” y que después “fue llevado a su familia en la provincia jordana de Irbid”.
Detalló que las autoridades competentes “acompañaron al ciudadano liberado a la capital, Amán, para realizar los análisis genéticos y confirmar que coinciden con los miembros de su familia”.
Después de que usuarios en las redes sociales publicaran la historia de Al Batayne, “nos pusimos en contacto con su padre y conocimos todos los datos necesarios”, según el portavoz, que dijo que “gracias a Dios el preso llegó a la frontera de Yaber y fue entregado a su padre”.
Indicó que su familia aseguró que Al Batayne “desapareció cuando tenía 18 años, en el año 1986, y permaneció en la cárcel sin acusación durante 38 años”.
En cuanto a su estado de salud, Al Qodat aclaró que fue encontrado “inconsciente y perdió la memoria”. Además, cuando la embajada de Jordania en Damasco preguntó cuándo cuando desapareció, “hubo una negación total hasta de su presencia en Siria”, concluyó.
Unos 236 prisioneros jordanos están en las cárceles de Siria, según dijo a EFE el presidente de la organización Árabe de Derechos Humanos y Antiviolencia, Abdelkarim Al Sharida.
La prisión militar de Sednaya está situada a 30 kilómetros al norte de Damasco (Siria), que estaba gestionada por la Policía Militar.
Se hizo famosa por el uso de tortura y fuerza excesiva tras un motín de detenidos en 2008, un lugar en los que podría haber entre 10.000 y 20.000 presos, de acuerdo a Amnistía Internacional.
Desde el comienzo del conflicto en Siria en 2011, la prisión se convirtió en el destino final tanto de opositores pacíficos a las autoridades como de militares sospechosos de oponerse al régimen de Bachar al Asad.
El 8 de diciembre, los insurgentes declararon Damasco “libre” y el presidente sirio huyó a Moscú junto a su familia tras una ofensiva de apenas dos semanas liderada por el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe).
EFE