El macrojuicio por violación en Francia genera impacto también en España

El macrojuicio por violación en Francia genera impacto también en España

Este boceto judicial creado en el juzgado de Aviñón, en el sureste de Francia, el 25 de noviembre de 2024, muestra al acusado Dominique Pelicot (arriba a la derecha) durante su juicio en el que se le acusa de drogar a su esposa Gisele Pelicot (abajo al centro) durante casi diez años e invitar a extraños a violarla en su casa en Mazan, una pequeña ciudad en el sur de Francia. (Foto de Benoit PEYRUCQ / AFP)

 

País pionero en la lucha contra la violencia machista, España siguió con mucha atención el mediático macrojuicio por violación en Francia, entre la admiración por la valentía de Gisèle Pelicot y el estupor ante los hechos relatados, que abordan una forma de violencia doméstica normalmente ignorada.

“En España, yo creo que ha tenido mucha resonancia porque (…) hay mucha sensibilidad sobre el tema de la violencia sobre las mujeres”, explica a la AFP Marina Subirats, socióloga y exdirectora del Instituto de la Mujer.





Tras varios casos de gran impacto, España adoptó desde hace unas dos décadas una legislación muy avanzada sobre violencia contra la mujer y el consentimiento. La prensa informa, además, de forma recurrente y detallada sobre los casos de feminicidios.

La muerte de Ana Orantes, quemada viva por su exmarido en 1997 después de haberle denunciado en la televisión, la violación colectiva de la “Manada” en las fiestas de San Fermín de 2016, el escándalo del beso forzado del presidente de la Federación Española de Fútbol Luis Rubiales a la jugadora Jenni Hermoso en 2023 son algunos ejemplos.

El caso de Dominique Pelicot, juzgado por haber drogado a su esposa para dormirla y violarla en el domicilio conyugal junto a decenas de desconocidos contactados por internet, recordó la indignación de aquellos casos.

“Icono feminista”

“Desgraciadamente, yo creo que si no ocurren estos casos tan horribles, la sociedad no despierta por el silencio, por la educación, por el miedo”, indica Mónica Ricou, doctora en Derecho y especialista en Derecho laboral con perspectiva de género en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Por ello, resulta crucial informar al respecto. “Sentí que era importante seguirlo”, resume la corresponsal en Francia del diario español El Mundo, Raquel Villaécija, sobre el mediático juicio a Dominique Pelicot, que cubrió regularmente desde el tribunal de Aviñón, en el sur del país, y cuyo veredicto se espera para el final de esta semana.

A medida que ha ido avanzando, “ha cambiado mucho: al principio solo hablábamos de Dominique Pelicot, el monstruo, el violador… Y ahora hablamos de Gisèle”, continúa la periodista, en referencia a esta mujer convertida en “icono feminista casi por todas partes”.

En Madrid, como en otras ciudades del mundo, manifestantes mostraron su retrato y corearon el nombre de esta mujer francesa durante las marchas celebradas el 25 de noviembre por el Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer.

Después de casos como el de la “Manada”, el de Luis Rubiales o Íñigo Errejón -una figura de la extrema izquierda señalado por violencia sexual en octubre-, el macrojuicio de Francia atrajo los focos sobre otra forma de violencia de género, indica Isabel Valdés, periodista encargada de temas de género en el diario El País.

“Menos vergüenza”

“Entendemos la violencia en la calle, entendemos la violencia sexual de alguna forma proveniente del poder, pero la violencia en el ámbito privado del hogar (…) es la violencia más oculta de todas”, subraya.

Una violencia escondida, e incluso ignorada durante años. El popular actor y director de cine Paco León pidió disculpas en su cuenta de Instagram por su comedia “Kiki, el amor se hace”, estrenada 2016, y que incluye la historia de una pareja en la que el marido droga a la mujer para mantener relaciones sexuales.

Hace “seis, ocho años, no se tenía, yo no la tenía, esa sensibilidad sobre el tema. Y creo que todos tenemos que mirarnos, porque creo que no sólo son los monstruos que drogan a las mujeres, sino que de esa cultura de la violación creo que participamos todos”, explicó León.

“La revolución no se hace en un día, pero creo que ha conseguido que las mujeres que han sufrido agresiones sexuales o violaciones (…) tengan un poco menos de vergüenza”, considera Raquel Villaécija.

Para Isabel Valdés, a diferencia de otros casos recientes, el juicio a Pelicot no tendrá consecuencias directas en España, ya que el tema de la violencia en el hogar hace tiempo que se tiene en cuenta, aunque también contribuye.

“Todo va sumando y la suma de (…) todas las mujeres que denuncian y de todos los casos que conocemos es lo que al final le da viabilidad al movimiento para demostrar lo que significa, lo que implica y a cuántas mujeres afecta esta violencia”, concluye. AFP