Nicolás Maduro sigue en el poder, las Fuerzas Armadas no dan muestra de quiebre en su apoyo al chavismo y la oposición se mantiene en la clandestinidad, perseguida, sin capacidad clara de lograr una transición política.
Por Daniel Pardo | BBC News Mundo
Como ocurrió en 2013, 2014, 2017 y 2019, la crisis política parece haber terminado con un ganador: quien funge como jefe de Estado desde el Palacio Miraflores.
En el fondo, sin embargo, mucho ha cambiado en Venezuela durante el último año. Hay grandes diferencias entre este tercer mandato de Nicolás Maduro, que empezó el viernes, y los dos anteriores.
Maduro ahora está aislado en todo sentido, la fragmentación en el chavismo aumenta, se vienen nuevas sanciones y perdió aliados clave de la izquierda como Gabriel Boric, Gustavo Petro y Lula, que se suman a una comunidad internacional occidental que condena a un gobierno que se aferra al apoyo de Rusia y, de manera más tímida, China.
BBC Mundo consultó a varios expertos en política venezolana. Ninguno está seguro de si esta nueva coyuntura se traducirá en una salida de Maduro, pero todos coincidieron en que la posición del mandatario cambió.
“De las primarias para acá hemos visto una decadencia sostenida del chavismo”, dice un reputado científico social de Venezuela que pidió no revelar su nombre por temor a represalias. “Gente muy allegada a mí están presos”.
“Las primarias le devolvieron la confianza a gente, la sociedad civil ha terminado adaptándose a las condiciones desiguales planteadas por el gobierno y el chavismo está cada vez más agotado, debilitado y aislado (…) A pesar de que siga en el poder, este es el momento más débil de Maduro, y basta con ver cómo la izquierda latinoamericana lo ha abandonado”.
La juramentación de Maduro el viernes fue un evento pequeño, sin invitados de peso, con solo dos jefes de Estado: el cubano Miguel Díaz-Canel y el nicaragüense Daniel Ortega.
“Maduro les ha mentido sin pudor a los pocos aliados creíbles que le quedan en la región. A Lula, a Petro y a AMLO [el expresidente de México] les prometió mostrar las actas, y no lo hizo”, dice Alberto Barrera Tyszka, escritor y biógrafo de Chávez.
“Y hoy se juramenta como presidente como si nada. Cree que el descaro es una virtud política. Ha perdido el margen de maniobra retórica que tenía. Y eso marca una diferencia. Está totalmente solo. A lo interno de Venezuela nadie lo quiere y en el exterior nadie le cree”.
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