Después de proclamarse vencedor de las elecciones presidenciales celebradas en julio en Venezuela a pesar de las evidencias en contra, el presidente Nicolás Maduro se juramentó para un tercer mandato de seis años, lo que provocó más protestas, una condena internacional generalizada y nuevas sanciones.
Por Fabiola Zerpa / Nicolle Yapur / bloomberg.com
Aumenta la presión sobre un Maduro cada vez más aislado, que ha intensificado la represión contra sus oponentes e incluso cerró las rutas aéreas y terrestres con Colombia, antiguo aliado de Venezuela, para impedir que su rival en las elecciones, que huyó del país, regresara y perturbara su investidura.
Esto es lo que hay que saber sobre la situación actual en Venezuela.
¿Qué ha pasado en Venezuela bajo el gobierno de Maduro?
Maduro, de 62 años, llegó al poder en Venezuela en marzo de 2013 tras la muerte de su mentor, Hugo Chávez, el coronel del Ejército que fue elegido presidente por primera vez en 1998 y lideró una revolución socialista. La escasez de alimentos y combustible y servicios públicos poco fiables han marcado el gobierno de Maduro, llevando a 7,7 millones de venezolanos a abandonar el país y provocando olas de protestas populares. El gobierno ha respondido promulgando leyes que permiten a las Fuerzas Armadas controlar las manifestaciones públicas, criminalizando las reuniones políticas, limitando la libertad de prensa y restringiendo las actividades de las organizaciones no gubernamentales. Quienes sean acusados de violar estas leyes pueden ser llevados ante tribunales militares, donde podrían enfrentar penas equivalentes a las de asesinato.
¿Cómo ha logrado Maduro mantenerse en el poder?
Maduro se ha apoyado en su alianza con la cúpula militar, que lo ha ayudado a mantenerse en el poder. Han permanecido a su lado y han reprimido protestas nacionales en 2014 y 2017. Maduro los ha recompensado con el lucrativo control de puertos, concesiones petroleras y proyectos mineros. Su gabinete está repleto de oficiales condecorados, los cargos ministeriales han ido a parar a miembros de las fuerzas de seguridad y las empresas estatales han encontrado espacio para contratar a miembros de la cúpula militar.
Las fuerzas de seguridad están fuertemente adoctrinadas, estrechamente vigiladas y deliberadamente estructuradas para protegerse contra posibles desafíos a Maduro que surjan de sus filas. Maduro ha sofocado complots esporádicos de disidentes militares, incluido un supuesto intento de asesinato en su contra en 2018.
Sin embargo, existen riesgos para Maduro, dado que las tropas de menor rango están mal remuneradas y viven en condiciones difíciles debido a los bajos salarios del país, mientras que muchos oficiales de alto rango viven con comodidad. Para disminuir las posibilidades de rebelión, el gobierno ha reprimido la disidencia dentro de los cuarteles militares. Antes de los comicios de julio, la mitad de un total de 287 presos políticos eran militares, acusados de traición a la patria y encarcelados en instalaciones militares, según la organización jurídica sin fines de lucro Foro Penal, con sede en Caracas.
¿Qué ocurrió en las últimas elecciones de Venezuela?
A medida que Venezuela salía de su crisis económica más profunda en la historia moderna, Maduro parecía dispuesto a arriesgarse en unas nuevas elecciones presidenciales abiertas.
María Corina Machado, la principal figura de la oposición, fue inhabilitada para postularse. Pero, contra todo pronóstico, se permitió que un sustituto creíble de ella, Edmundo González, se presentara a las elecciones, mientras Maduro intentaba convencer a la comunidad internacional de que respetaba los principios democráticos.
En lugar de ello, esos principios fueron violados abiertamente. Maduro declaró sin pruebas que había ganado un tercer mandato de seis años en las elecciones del 28 de julio. La oposición respondió publicando resultados detallados de la mayoría de los colegios electorales que indicaban que González había obtenido casi el 70% de los votos, casi el doble que Maduro. Los resultados publicados por el equipo de Machado fueron reconocidos como válidos por numerosos países e instituciones, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europea y el Centro Carter, la organización sin fines de lucro creada por el expresidente estadounidense Jimmy Carter que se dedica, en parte, a apoyar elecciones democráticas.
¿Quiénes son Machado y González, las dos figuras de la oposición?
Machado, exdiputada de 57 años, proviene de una familia adinerada. La empresa siderúrgica de su padre, Sivensa, era la segunda más grande del país cuando Chávez la confiscó en 2010. Esta experiencia contribuyó a forjar su opinión de que el Estado no debe interferir en la economía.
Machado, que dirigió el organismo de control electoral Súmate durante más de una década, es a menudo recordada por interrumpir uno de los discursos de Chávez para criticar el daño que había infligido a la economía venezolana y, posteriormente, liderar protestas callejeras contra Maduro. Esto llevó a Diosdado Cabello, aliado de Maduro y entonces presidente de la Asamblea Nacional, a expulsarla de la cámara en 2014.
Después de eso, se mantuvo alejada de los focos hasta que anunció su candidatura presidencial. Tras su victoria en las primarias de la oposición de 2023 con el 92,4% de los votos, el máximo tribunal del país restableció una decisión que la inhabilitaba para presentarse a las elecciones hasta 2030. Según la Contraloría del gobierno, Machado había cometido errores y omisiones en su declaración de bienes. El gobierno también la vinculó a varias “tramas de corrupción” encabezadas por el expresidente interino Juan Guaidó. Y la acusó de complicidad en las sanciones de EE.UU. contra Venezuela.
A pesar de su inhabilitación, Machado siguió haciendo campaña por todo el país. En mítines espontáneos que se prolongaron hasta altas horas de la noche, apeló a los venezolanos con promesas de eliminar los controles gubernamentales sobre la economía y reinstaurar la propiedad privada y las empresas. Consiguió unir a una oposición dividida en torno al objetivo común de derrocar a Maduro.
González, de 75 años, fue embajador de Venezuela en Argentina y Argelia en los años 90 y principios de los 2000. Aboga por estabilizar la moneda venezolana, fomentar la inversión extranjera y liberar a los presos políticos.
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