
El sábado 12 de abril en horas de la tarde, un grupo de personas con morrales en sus espaldas, sorprendieron a los vecinos de la urbanización José Antonio Páez de Barinas, pidiéndoles que les ayudaran con un poco de comida, porque venían de lejos y su camino todavía era largo: eran migrantes.
Corresponsalía lapatilla.com
“Somos mochileros”, dijo uno de ellos a una vecina que les donó un alimento preparado que les había sobrado de mediodía.
El jóven de 28 años, aproximadamente aseguró que el grupo de caminantes, mochileros o migrantes, era de 49 personas y algunos como él, provenían de Tucupita (Delta Amacuro), pero no sabían en qué país se quedarían para cumplir su objetivo de vivir mejor.
“Vamos dispuestos a trabajar, sabemos hacer de todo”, expresó el muchacho confiado en que va a conseguir trabajo rápido y le va a ir bien, como lo ha pensado y soñado en las pocas horas que ha tenido para dormir.
Este numeroso grupo de migrantes está conformado mayormente por hombres con mayoría de edad, pero también hay mujeres y niños.
En los lugares poblados por donde van pasando se detienen, se organizan y salen a pedir colaboración para alimentarse e hidratarse, no aceptan dinero para que no haya malos entendidos, aunque hay personas que les insisten en les reciban efectivo para que solventen otras necesidades.
Pese a la dificultad que representa migrar en precariedad, aseguran que en el camino los han tratado bien, sobre todo en los hogares que han pedido ayuda, comentó el migrante a la vecina que les colaboró en Barinas.