
Seguro que más de una ocasión te has cruzado con alguien que ha agachado la cabeza para no saludar o tú mismo lo has hecho alguna vez para evitar un encuentro incómodo con alguien. Esto puede ser normal si se hace de forma puntual pero ¿qué ocurre cuando se extiende en el tiempo? Olga Albaladejo, psicóloga integrativa especializada en salud y bienestar, analizó cómo es la personalidad de estas personas y qué puede haber detrás de este gesto.
Por Cuídate Plus
Para empezar, hay que dejar claro que puede tener múltiples interpretaciones. “A veces es una forma de evitar una interacción social para la que no se tiene energía o disposición emocional pero en otras ocasiones, puede deberse a timidez, inseguridad, conflicto no resuelto con la otra persona, o simplemente a que está distraída o ensimismada”.
También, añade, “hay quien lo hace por incomodidad, por no querer mantener una conversación, o incluso -en los casos más simples– por costumbre o falta de habilidades sociales”. Es un comportamiento “que no siempre refleja rechazo, incluso, muchas veces habla más de la persona que lo realiza que del vínculo en sí”.
Razones que nos llevan a agachar la cabeza
En cuanto a las razones que pueden llevar a una persona a agachar la cabeza la experta señala que estas pueden variar según la persona y el contexto.
Entre las más comunes están:
– Timidez o ansiedad social: hay quien teme no saber qué decir, parecer torpe o ser juzgado.
– Cansancio emocional: evitar el saludo puede ser una forma de protegerse cuando se está agotado o sobrepasado emocionalmente.
– Deseo de evitar conversaciones incómodas: quienes atraviesan situaciones delicadas, como una enfermedad grave o un duelo, pueden no tener fuerzas para dar explicaciones o escuchar frases bienintencionadas pero difíciles de sostener emocionalmente.
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