El domingo 11 de abril de 2021, el entonces presidente de la República, Sebastián Piñera Echenique, llegó hasta el sector del monumento al Marinero Desconocido en Iquique para promulgar la nueva Ley de Migraciones con la que su gobierno buscaba “poner orden en nuestra casa”.
Por Biobio Chile
“No queremos que ingresen a nuestro país el crimen organizado, el narcotráfico, el contrabando, el tráfico y trata de personas o aquellos que no respetan nuestras leyes”, enfatizó durante su discurso.
Sin embargo, para ese entonces, la región de Tarapacá ya se había convertido en la “zona cero” de la crisis migratoria. No era casualidad: antecedentes recabados por BBCL Investiga comprueban que el Niño Guerrero, líder máximo del Tren de Aragua a nivel internacional, ya había instalado a uno de sus emisarios para que gobernara el límite entre Chile con Bolivia, a la altura de Colchane.
Se trata de Carlos González Vaca, alias Estrella, quien para 2021 ya era dueño y señor en la frontera: controlaba a su antojo todo el tráfico de migrantes, tomaba todas las decisiones importantes y cruzaba —con el fin de administrar el negocio de cerca— desde un país a otro cada vez que lo necesitaba.
Los dominios de la banda se extendieron desde Pisiga —un ex asentamiento aymara convertido en poblado boliviano—, hasta Iquique, pasando por Pozo Almonte y Alto Hospicio. Una extensión de más de 240 kilómetros, en donde asesinaron, cercenaron y torturaron a una decena de víctimas que no se alinearon a sus preceptos. Incluso, ordenaron a padres migrantes asfixiar a sus bebés para que se desmayaran y así evitar ser descubiertos por la policía.
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