
Mientras el mundo contiene la respiración ante las impredecibles consecuencias de los ataques de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes, se espera que el presidente estadounidense, Donald Trump, llegue este martes a Países Bajos para asistir a la cumbre de la OTAN.
Por BBC Mundo
Esta será la primera reunión de Trump con la OTAN desde que fue reelegido.
En el pasado, Trump ha expresado su molestia con respecto a que los miembros de la alianza se beneficien de las garantías de seguridad de Estados Unidos sin poner de su parte.
Los aliados europeos están desesperados por demostrarle que se equivoca, y esperan convencerlo de que no retire las tropas ni los recursos estadounidenses del continente.
“Las relaciones con Europa han sido tan tensas desde que Trump regresó a la Casa Blanca, por los aranceles y otras cuestiones, que hace unas semanas ni siquiera estábamos seguros de que fuera a asistir a esta cumbre”, me dijo un diplomático de alto nivel bajo condición de anonimato.
“Con Rusia y China atentos a cualquier signo de debilidad de Occidente, eso habría sido un desastre”.
Aún con Trump, Moscú y Pekín seguramente estarán siguiendo la cumbre con palomitas.
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