El brote de sarampión que castigaba al norte de México es ya una cuestión nacional. Los contagios no han dejado de subir desde que se lanzó el primer aviso el 13 de marzo y ya se extienden por 18 de los 32 Estados.
Por El País
En total, hay 5.410 casos probables de la enfermedad en toda la República, más del doble de los que se han podido confirmar con seguridad, 2.597, una escalada que los expertos califican de “emergencia”, pues los contagios están avanzando más rápido que la inmunización. La situación es especialmente alarmante en Chihuahua, en la frontera norte, donde se concentra la gran mayoría de los pacientes confirmados, 2.417 este martes, y donde ya hay ocho fallecidos por complicaciones derivadas de la enfermedad, la mayoría niños pero también tres adultos de 27, 31 y 45 años. La novena muerte se ha registrado en la vecina Sonora, donde hay 78 contagios confirmados, cinco en las últimas 24 horas.
La disparidad entre las cifras de casos confirmados y probables no impide a los especialistas hablar de brote nacional. En la mayoría de los Estados, el número de pacientes ratificados no supera la veintena, lo que les hace sospechar que la mala detección o la detección tardía está imposibilitando que esos casos se confirmen. “Es poco creíble que Coahuila tenga solo 13 casos [con 116 probables], cuando es vecina de Chihuahua. Probablemente, Chihuahua está haciendo bien las cosas y los demás Estados no tan bien”, apunta Óscar Sosa, médico epidemiólogo. El experto apunta una clave para entender la brecha: “Las características del virus dentro del cuerpo duran cierto tiempo, entre una y dos semanas. Si detecto muy tarde un caso, no voy a poder mandar muestras para confirmarlo, se va a quedar como caso probable”.
Guanajuato es el ejemplo paradigmático en esta cuestión. El Estado tiene 365 casos probables, pero solo dos confirmados, un contraste que, en menor medida, también se observa en Zacatecas, Coahuila, Durango y Michoacán. “Cuando hablamos de precariedad en los sistemas de salud, hablamos de esto”, apuntala Samuel Ponce de León, coordinador del programa sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes de la UNAM: “De que no hay material ni personal para tomar una muestra, llevarla al laboratorio y que este lo procese como debe”. Desde la Secretaría de Salud federal “difieren” de este análisis y rechazan que la brecha entre una y otra cifra sea “extraña”: “La vigilancia epidemiológica opera en todo el territorio”.
El brote actual, el mayor en lo que va de siglo, se originó en la frontera entre México y Estados Unidos, en una comunidad menonita contraria a la vacunación que se desplaza entre ambos lados de la frontera. Tres meses después, la situación es otra. “Ese fue el primer acto. Este segundo acto que estamos viviendo rebasa con mucho la limitación de las creencias religiosas. Posiblemente se debe a trabajadores agrícolas, jornaleros que van de un Estado a otro a trabajar. Y el problema es que no están vacunados”, puntualiza Ponce de León.
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