Se debate si los gatos son más inteligentes que los perros o si pueden descifrar muchas cosas que los humanos desconocen, se asevera que por una percepción extrasensorial única y aún imposible de entender. Incluso se asegura que los felinos domésticos pueden predecir cuándo los humanos están cerca de la muerte o de un episodio de epilepsia. Lo cierto, según una investigación científica, es que pueden saber dónde te encuentras sin verte. “Miran sin ver”, digamos. Y esto es más que una “curiosidad”.
Por Dr. Juan Enrique Romero / Infobae
No es broma. Un nuevo estudio especializado sugiere que es muy probable que los gatos usan sonidos para realizar un seguimiento de dónde se encuentra su dueño, el humano que lo ha criado o con quien convive.
Y esta capacidad la logran sin necesidad de ver a la persona en referencia. Es decir, incluso cuando el sujeto no está a la vista. ¿Y cómo lo hacen? Lo más probable es que el gato doméstico emplee sonidos para realizar un seguimiento de dónde nos puede encontrar incluso cuando no estamos a la vista.
Múltiples pruebas o experimentos sugieren que los gatos domesticados mapean espacialmente a sus compañeros humanos usando señales de audio, incluso cuando están en una habitación o espacio distinto.
Los gatos domésticos crean “mapas mentales” que rastrean dónde se encuentra su tutor en función de la dirección de ciertos sonidos.
Esta se trata de una capacidad que nunca antes se había atribuido a los felinos. Los gatos tienen una representación mental del tutor, aunque no lo vean y mapean su ubicación a partir de la voz. Esto, lo que se llama cognición socioespacial.
Los gatos no son los únicos animales que pueden conocer la ubicación de algo o alguien que está fuera de la vista. Los bebés humanos desde los ocho meses consiguen esa habilidad, también los chimpancés y gorilas. Los osos perezosos, los suricatos y los perros domesticados también cuentan con esta habilidad.
Al menos en este punto, gatos y perros empatan en cuanto a inteligencia y el debate al respecto sigue abierto.
Se creía que los gatos no estaban tan interesados en sus dueños como los perros, pero lo correcto es plantear que en realidad lo que ocurría no era la indiferencia, sino que estaban representándose mentalmente la presencia invisible de sus dueños.
Esto satisface en gran parte su necesidad de conocer donde están sus tutores y que están vinculándose de alguna forma solo que nosotros somos incapaces de darnos cuenta de ello.
La capacidad de formar un mapa mental del mundo es un aspecto muy propio de la inteligencia animal y una característica importante en el pensamiento complejo, incluyendo al gato en este mundo y acercando más luces sobre cómo funciona el cerebro de los gatos y cómo todo ello condiciona su conducta.